El camarón rosado Penaeus paulensis (Pérez Farfante, 1967) es un crustáceo decápodo que se distribuye desde Cabo Frío (23°S) en Brasil, hasta las costas de Uruguay y la Provincia de Buenos Aires en Argentina (38° 30´S) siendo su mayor concentración en las lagunas costeras de Uruguay y del sur de Brasil (Rio Grande do Sul), mientras que su presencia en Argentina es ocasional (Santana et al., 2012). Las lagunas costeras salobres del litoral atlántico del Uruguay conforman un ecosistema lagunar costero muy importante para el ciclo de vida del camarón rosado ya que este posee un ciclo vital estuario-dependiente donde utiliza estos ambientes para su desarrollo post-larvario (Santana et al., 2009). Siendo la Laguna de Castillos donde generalmente se registra con mayor frecuencia y abundancia debido a su ubicación geográfica pero también debido a otros factores ambientales (Santana y Fabiano, 1999). Su pesquería es del tipo zafral con mayores extracciones en los meses de marzo y abril. La prevención del deterioro de la calidad en el camarón durante su distribución y almacenamiento refrigerado involucra dos problemas: mantener un bajo número de microorganismos del deterioro y el control del pardamiento enzimático denominado melanosis o “blackspot” (Risso et al., 2005). Esto ha dado lugar al desarrollo de métodos combinados de utilización de diferentes aditivos para extender la vida útil de los camarones. Se ha utilizado mayormente el metabisulfito de sodio a concentraciones que van desde 0,7 % a 1.25%, pero las reacciones adversas que origina este compuesto en la salud humana ha llevado a la búsqueda de otro aditivos para la prevención de la melanosis. Es así que muchos resorcinoles sustituidos en posiciones 4 han sido efectivos para la inhibición del pardamiento, como por ejemplo el 4-hexylresorcionol el cual es considerado un aditivo seguro GRAS (General Recognized As Safe) para la salud humana y su empleo en la industria alimenticia (Risso et al., 2005).