Naturalmente poseemos ritmos de actividad e inactividad definidos por los ciclos de luz/oscuridad. La luz artificial permite extender el ciclo de actividad hasta horarios nocturnos, lo cual genera un gran impacto en el reloj biológico. En este proyecto se estudió el impacto de dos horarios de entrenamiento físico (matutino y nocturno) sobre los hábitos y calidad de sueño, así como la sintomatología depresiva en participantes de la Escuela de Formación Artística del SODRE. Para ello, los voluntarios completaron diarios de sueño durante 19 días y cuestionarios que evalúan la calidad, duración y el horario de sueño estimado (PSQI y MCTQ respectivamente), así como la presencia de sintomatología depresiva (BDI). Los participantes muestran hábitos de sueño tardíos, en correspondencia con otros estudios sobre la población uruguaya, sobre todo los del turno nocturno. Los participantes del turno matutino reportaron una deuda de sueño durante la semana, indicando que se levantan antes de su preferencia biológica. Los participantes del turno nocturno presentan valores más altos de depresión, especialmente aquellos que poseen hábitos más tardíos. Por otro lado, dentro de los participantes con preferencias más matutinas, los que duermen menos de 7 horas tienen una mayor tendencia depresiva. Finalmente, se vio que cuanto mayor es la duración de sueño, mayor es la calidad de sueño reportada. Asimismo, los participantes con mejor calidad de sueño presentan valores más bajos de síntomas de depresión. Este estudio presenta evidencia novedosa sobre el impacto de la actividad física en turnos con diferentes horarios de entrenamiento.